martes, 26 de mayo de 2009
Citas citables
Before you criticize someone, walk a mile in their shoes. That way, you'll be a mile away and you'll have their shoes.
lunes, 25 de mayo de 2009
Fin del mundo fin
Julio Cortázar
Como los escribas continuarán, los pocos lectores que en el mundo había van a cambiar de oficio y se pondrán también de escribas. Cada vez más los países serán de escribas y de fábricas de papel y tinta, los escribas de día y las máquinas de noche para imprimir el trabajo de los escribas. Primero las bibliotecas desbordarán de las casas, entonces las municipalidades deciden (ya estamos en la cosa) sacrificar los terrenos de juegos infantiles para ampliar las bibliotecas. Después ceden los teatros, las maternidades, los mataderos, las cantinas, los hospitales. Los pobres aprovechan los libros como ladrillos, los pegan con cemento y hacen paredes de libros y viven en cabañas de libros. Entonces pasa que los libros rebasan las ciudades y entran en los campos, van aplastando los trigales y los campos de girasol, apenas si la dirección de vialidad consigue que las rutas queden despejadas entre dos altísimas paredes de libros. A veces una pared cede y hay espantosas catástrofes automovilísticas. Los escribas trabajan sin tregua porque la humanidad respeta las vocaciones, y los impresores llegan ya a orillas del mar. El presidente de la república habla por teléfono con los presidentes de las repúblicas, y propone inteligentemente precipitar al mar el sobrante de libros, lo cual se cumple al mismo tiempo en todas las costas del mundo. Así los escribas siberianos ven sus impresos precipitados al mar glacial, y los escribas indonesios etcétera. Esto permite a los escribas aumentar su producción, porque en la tierra vuelve a haber espacio para almacenar sus libros. No piensan que el mar tiene fondo, y que en el fondo del mar empiezan a amontonarse los impresos, primero en forma de pasta aglutinante, después en forma de pasta consolidante, y por fin como un piso resistente aunque viscoso que sube diariamente algunos metros y que terminar por llegar a la superficie. Entonces muchas aguas invaden muchas tierras, se produce una nueva distribución de continentes y océanos, y presidentes de diversas repúblicas son sustituídos por lagos y penínsulas, presidentes de otras repúblicas ven abrirse inmensos territorios a sus ambiciones etcétera. El agua marina, puesta con tanta violencia a expandirse, se evapora más que antes, o busca reposo mesclándose con los impresos para formar la pasta aglutinante, al punto que un día los capitanes de los barcos de las grandes rutas advierten que los barcos avanzan lentamente, de treinta nudos bajan a veinte, a quince, y los motores jadean y las hélices se deforman. Por fin todos los barcos se detienen en distintos puntos de los mares, atrapados por la pasta, y los escribas del mundo entero escriben millares de impresos explicando el fenómeno y llenos de una gran alegría. Los presidentes y los capitanes deciden convertir los barcos en islas y casinos, el público va a pie sobre los mares de cartón a las islas y casinos donde orquestas típicas y características amenizan el ambiente climatizado y se baila hasta avanzadas horas de la madrugada. Nuevos impresos se amontonan a orillas del mar, pero es imposible meterlos en la pasta, y así crecen murallas de impresos y nacen montañas a orillas de los antiguos mares. Los escribas comprenden que las fábricas de papel y tinta van a quebrar, y escriben con letra cada vez más menuda, aprovechando hasta los rincones más imperceptibles de cada papel. Cuando se termina la tinta escriben con lápiz etcétera; al terminarse el papel escriben en tablas y baldosas etcétera. Empieza a difundirse la costumbre de intercalar un texto en otro para aprovechar las entrelíneas, o se borra con hojas de afeitar las letras impresas para usar de nuevo el papel. Los escribas trabajan lentamente, pero su número es tan inmenso que los impresos separan ya por completo las tierras de los lechos de los antiguos mares. En la tierra vive precariamente la raza de los escribas, condenada a extinguirse, y en el mar están las islas y los casinos o sea los transatlánticos donde se han refugiado los presidentes de las repúblicas, y donde se celebran grandes fiestas y se cambian mensajes de isla a isla, de presidente a presidente, y de capitán a capitán.
Como los escribas continuarán, los pocos lectores que en el mundo había van a cambiar de oficio y se pondrán también de escribas. Cada vez más los países serán de escribas y de fábricas de papel y tinta, los escribas de día y las máquinas de noche para imprimir el trabajo de los escribas. Primero las bibliotecas desbordarán de las casas, entonces las municipalidades deciden (ya estamos en la cosa) sacrificar los terrenos de juegos infantiles para ampliar las bibliotecas. Después ceden los teatros, las maternidades, los mataderos, las cantinas, los hospitales. Los pobres aprovechan los libros como ladrillos, los pegan con cemento y hacen paredes de libros y viven en cabañas de libros. Entonces pasa que los libros rebasan las ciudades y entran en los campos, van aplastando los trigales y los campos de girasol, apenas si la dirección de vialidad consigue que las rutas queden despejadas entre dos altísimas paredes de libros. A veces una pared cede y hay espantosas catástrofes automovilísticas. Los escribas trabajan sin tregua porque la humanidad respeta las vocaciones, y los impresores llegan ya a orillas del mar. El presidente de la república habla por teléfono con los presidentes de las repúblicas, y propone inteligentemente precipitar al mar el sobrante de libros, lo cual se cumple al mismo tiempo en todas las costas del mundo. Así los escribas siberianos ven sus impresos precipitados al mar glacial, y los escribas indonesios etcétera. Esto permite a los escribas aumentar su producción, porque en la tierra vuelve a haber espacio para almacenar sus libros. No piensan que el mar tiene fondo, y que en el fondo del mar empiezan a amontonarse los impresos, primero en forma de pasta aglutinante, después en forma de pasta consolidante, y por fin como un piso resistente aunque viscoso que sube diariamente algunos metros y que terminar por llegar a la superficie. Entonces muchas aguas invaden muchas tierras, se produce una nueva distribución de continentes y océanos, y presidentes de diversas repúblicas son sustituídos por lagos y penínsulas, presidentes de otras repúblicas ven abrirse inmensos territorios a sus ambiciones etcétera. El agua marina, puesta con tanta violencia a expandirse, se evapora más que antes, o busca reposo mesclándose con los impresos para formar la pasta aglutinante, al punto que un día los capitanes de los barcos de las grandes rutas advierten que los barcos avanzan lentamente, de treinta nudos bajan a veinte, a quince, y los motores jadean y las hélices se deforman. Por fin todos los barcos se detienen en distintos puntos de los mares, atrapados por la pasta, y los escribas del mundo entero escriben millares de impresos explicando el fenómeno y llenos de una gran alegría. Los presidentes y los capitanes deciden convertir los barcos en islas y casinos, el público va a pie sobre los mares de cartón a las islas y casinos donde orquestas típicas y características amenizan el ambiente climatizado y se baila hasta avanzadas horas de la madrugada. Nuevos impresos se amontonan a orillas del mar, pero es imposible meterlos en la pasta, y así crecen murallas de impresos y nacen montañas a orillas de los antiguos mares. Los escribas comprenden que las fábricas de papel y tinta van a quebrar, y escriben con letra cada vez más menuda, aprovechando hasta los rincones más imperceptibles de cada papel. Cuando se termina la tinta escriben con lápiz etcétera; al terminarse el papel escriben en tablas y baldosas etcétera. Empieza a difundirse la costumbre de intercalar un texto en otro para aprovechar las entrelíneas, o se borra con hojas de afeitar las letras impresas para usar de nuevo el papel. Los escribas trabajan lentamente, pero su número es tan inmenso que los impresos separan ya por completo las tierras de los lechos de los antiguos mares. En la tierra vive precariamente la raza de los escribas, condenada a extinguirse, y en el mar están las islas y los casinos o sea los transatlánticos donde se han refugiado los presidentes de las repúblicas, y donde se celebran grandes fiestas y se cambian mensajes de isla a isla, de presidente a presidente, y de capitán a capitán.
jueves, 21 de mayo de 2009
Perseguidos mas no desamparados
"Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no aplastados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida."
2 Cor 4, 7-12
Miro a tus ojos oscuros, a tu piel perfecta y transparente a tus cabellos de miel de abeja y a tu alma guerrera e impaciente por vivir. Veo la fuerza de tus brazos y tu sonrisa ancha, cierta y segura de que el sol seguirá saliendo cada día tras tu ventana. Hacia atrás se extienden las huellas de nuestra historia difícil, de los pasillos fríos y las salas de espera y de los días en que pensé que todo estaba perdido. Y pienso en el sufrimiento anticipado y en la lógica de los hombres. Y sabes algo? Soy feliz de vivir en lo absurdo que pocos aceptan y en ser parte de un misterio que no te toca hasta que te toque. Y allí en la en un lugar olvidado entre sus cuatro paredes y bajo la luz tímida que se logra colar entre imágenes y santos, entre avemarías y padrenuestros y las lágrimas de los otros que antes no significaban nada para mí. Ante un sermón que antes no tenía forma y un sacrificio que alguna vez careció de sentido, mi alma le agradece a Dios, no solo que existas, sino que haya habido un refugio, una palabra, un cuerpo que oraba por tu vida alrededor del planeta, a cada hora en las intenciones de la Iglesia, de esa Iglesia que te aceptó antes que yo misma. Te miro y estoy convencida de que hay milagros, misericordia y cosas que la gente no entiende, hasta que entiende. Vives para que yo crea. Y eso es suficiente para creer.
2 Cor 4, 7-12
Miro a tus ojos oscuros, a tu piel perfecta y transparente a tus cabellos de miel de abeja y a tu alma guerrera e impaciente por vivir. Veo la fuerza de tus brazos y tu sonrisa ancha, cierta y segura de que el sol seguirá saliendo cada día tras tu ventana. Hacia atrás se extienden las huellas de nuestra historia difícil, de los pasillos fríos y las salas de espera y de los días en que pensé que todo estaba perdido. Y pienso en el sufrimiento anticipado y en la lógica de los hombres. Y sabes algo? Soy feliz de vivir en lo absurdo que pocos aceptan y en ser parte de un misterio que no te toca hasta que te toque. Y allí en la en un lugar olvidado entre sus cuatro paredes y bajo la luz tímida que se logra colar entre imágenes y santos, entre avemarías y padrenuestros y las lágrimas de los otros que antes no significaban nada para mí. Ante un sermón que antes no tenía forma y un sacrificio que alguna vez careció de sentido, mi alma le agradece a Dios, no solo que existas, sino que haya habido un refugio, una palabra, un cuerpo que oraba por tu vida alrededor del planeta, a cada hora en las intenciones de la Iglesia, de esa Iglesia que te aceptó antes que yo misma. Te miro y estoy convencida de que hay milagros, misericordia y cosas que la gente no entiende, hasta que entiende. Vives para que yo crea. Y eso es suficiente para creer.
sábado, 16 de mayo de 2009
Los artistas, los héroes y la providencia
Se puede hablar de muchísimas cosas en este país. De enzapatillados, de barridas históricas, de virus, de salas de emergencia con sus respectivos baleados, de nombramientos y partidas circuitales, de planes, de sueños, de pliegos de cargos ajustados a la medida del interesado, de corrupción y coimas, de seguridad, de hambre. De todo. De nada. Pero los olvidados de siempre, los menospreciados, los que no cierran calles, ni salen en las primeras planas, siempre son los que tienen algo bueno que decir.
Las buenas noticias no venden. Venden el escándalo y la morbosidad. Venden la vida privada de los famosis, el plagio. La falta de imaginación. El discurso repetido. Vende el mercadeo de la ignorancia. Venden los valores invertidos y la masificación de los individuos. Pero, ay de aquél que se atreve a apostar por la cultura, por la ciencia, por lo positivo! Te esperan portazos en la cara, miradas de lástima. Excusas y largas horas de espera.
Últimamente he presenciado con tristeza, como las megacorporaciones de telecomunicación, sí esas favorecidas por los millones de dólares que se gastan en publicidad en este país, nos presentan cada día los programas más mediocres y negativos que podamos imaginar. Lindas chicas nos venden hechizos para que los hombres no se vayan con otra y se mantengan amarrados al lado de sus esposas, entre cuyos ingredientes se encuentran la luz de la luna, la miel, la ropa íntima y otras curiosidades, que no vienen al caso.
Da lástima ver y escuchar como el valioso tiempo aire de nuestros niños, jóvenes y adultos se va en programas atroces que no aportan nada a nadie. Y que conste que no me quejo de las mentes limitadas y los creativos ligeros que hacen realidad estas joyas de la producción nacional. Estas cosas existen en todos lados del mundo. Mi problema es con los que deciden qué se pasa y qué no se pasa en los medios. Me quejo de aquéllos que planchan un programa sobre talento joven, sobre literatura, sobre actividades culturales, basados en el criterio de que esas cosas no venden. Dénle a la gente el derecho a escoger. Trabajar en los medios implica poder. Y el poder conlleva responsabilidad.
Obvio que no todo es malo. Mis felicitaciones a los medios que con pocos recursos o poca audiencia, se atreven a apostar por la mayoría productiva, el arte emergente y la cultura general, servida en bandejas variadas para todo tipo de gustos. Bien por los foros que se atreven a promover los círculos de lectura o a los DJ´s que no temen aceptar que leyeron un libro. FETV y SERTV nos ofrecen refrescantes opciones, con gente interesante y temas variados. La Cáscara, si bien no es el programa más elevado del planeta, sigue siendo un reflejo ORIGINAL de la subcultura nacional y un foro de crítica satirizada contra los problemas que nadie quiere resolver diciendo en voz alta lo que la mayoría piensa. Pero lo que me parece una indecencia es que los canales que nos esclavizan con novelas horrorosas, trilladas, realities copiados y producciones nacionales que exaltan lo más ridículo del ser humano se atrevan a atacar la ignorancia que promueven. El que pueda entender, que entienda.
Las buenas noticias no venden. Venden el escándalo y la morbosidad. Venden la vida privada de los famosis, el plagio. La falta de imaginación. El discurso repetido. Vende el mercadeo de la ignorancia. Venden los valores invertidos y la masificación de los individuos. Pero, ay de aquél que se atreve a apostar por la cultura, por la ciencia, por lo positivo! Te esperan portazos en la cara, miradas de lástima. Excusas y largas horas de espera.
Últimamente he presenciado con tristeza, como las megacorporaciones de telecomunicación, sí esas favorecidas por los millones de dólares que se gastan en publicidad en este país, nos presentan cada día los programas más mediocres y negativos que podamos imaginar. Lindas chicas nos venden hechizos para que los hombres no se vayan con otra y se mantengan amarrados al lado de sus esposas, entre cuyos ingredientes se encuentran la luz de la luna, la miel, la ropa íntima y otras curiosidades, que no vienen al caso.
Da lástima ver y escuchar como el valioso tiempo aire de nuestros niños, jóvenes y adultos se va en programas atroces que no aportan nada a nadie. Y que conste que no me quejo de las mentes limitadas y los creativos ligeros que hacen realidad estas joyas de la producción nacional. Estas cosas existen en todos lados del mundo. Mi problema es con los que deciden qué se pasa y qué no se pasa en los medios. Me quejo de aquéllos que planchan un programa sobre talento joven, sobre literatura, sobre actividades culturales, basados en el criterio de que esas cosas no venden. Dénle a la gente el derecho a escoger. Trabajar en los medios implica poder. Y el poder conlleva responsabilidad.
Obvio que no todo es malo. Mis felicitaciones a los medios que con pocos recursos o poca audiencia, se atreven a apostar por la mayoría productiva, el arte emergente y la cultura general, servida en bandejas variadas para todo tipo de gustos. Bien por los foros que se atreven a promover los círculos de lectura o a los DJ´s que no temen aceptar que leyeron un libro. FETV y SERTV nos ofrecen refrescantes opciones, con gente interesante y temas variados. La Cáscara, si bien no es el programa más elevado del planeta, sigue siendo un reflejo ORIGINAL de la subcultura nacional y un foro de crítica satirizada contra los problemas que nadie quiere resolver diciendo en voz alta lo que la mayoría piensa. Pero lo que me parece una indecencia es que los canales que nos esclavizan con novelas horrorosas, trilladas, realities copiados y producciones nacionales que exaltan lo más ridículo del ser humano se atrevan a atacar la ignorancia que promueven. El que pueda entender, que entienda.
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