Publicado en el Suplemento "Ellas" del Diario La Prensa, Panamá
Extra del Día del Padre
Miércoles 6 de Junio de 2012
Por Klenya Morales de Bárcenas
@KlenyaMorales
Alice: “¿Hasta cuándo con el fútbol? No es normal que todos los días
haya una copa, un clásico, un mundial. ¡Qué desastre!”
Sidny: “¿Y qué me dices del cambio compulsivo de canales que no te deja
terminar de ver ningún documental de Discovery Channel? ¿Qué hay de malo con un
par de comerciales?
Klenya: “¿Y los viernes de 6 a 8 con los muchachos? Nada que ver. No me
da la gana.”
Alice: “Pero mira, aquí me acaba de mandar un chat… tan bello él.”
Esta es una charla banal. Digna de cualquier café, pasillo de farmacia o
salón de belleza. Sí, esos lugares que cualquier mujer frecuenta. Pero hoy no
vamos a hablar de ellas. Lo importante aquí, son los “chicos” de los que
hablan. Los hombres que han permanecido a su lado para afrontar una vida
diferente. Ellas están hablando de los padres de sus hijos nacidos con
condiciones inesperadas.
Cuando nace un niño especial en tu hogar, la familia se vuelve miembro
de un club muy exclusivo. Un mundo extraño se abre ante todos. Los doctores,
las terapias, los tratamientos en el exterior, las recomendaciones, las
medicinas, los métodos, el financiamiento. Los planes originales quedan en un
cajón y hay que replantear todo.
Rafael Altamiranda, 38 años
Papá de Juan Diego, niño con Síndrome de Down
Rafael Altamiranda es un salsero de acero. Abogado de profesión y con maestrías
gerenciales. Fue hijo de un papá más proveedor que amoroso; que no se sentaba a
jugar, hacer tareas o leer cuentos. Esas eran cosas que hacía la mamá. Pero Rafa se convirtió en un "papá fuera
de serie" de un día para otro. Aunque no era un papá primerizo, el nacimiento
de Juan Diego fue su primera vez en un quirófano, la primera vez que recibía un
recién nacido en sus manos. Todo empezó cuando la neonatóloga dijo: "Houston, we have a problem. Hay
que hacer análisis, porque algo no luce bien...”.
Lo normal habría sido llorar, pensar que era el final de su mundo. Pero
lejos de sentirse desesperado, se preocupó por el "dolor" que esa
noticia pudiera causar en su Alice, la nueva madre "especial". Él
entendió primero lo que significaba tener un hijo con condiciones atípicas en
casa. No era el fin del mundo sino el
principio del resto de sus vidas.
Pregunta
hipotética: ¿Qué habrías hecho diferente al momento del nacimiento de Juan Diego,
sabiendo lo que sabes ahora? “Tendría más fe en Dios y en lo que Él nos da capacidad
de manejar. Por momentos fui débil y sin esperanza. Me costó mucho
emocionalmente y siento que pude manejarlo mejor y ser más fuerte para apoyar a
mi familia. Juan Diego es un ángel que nos ha traído innumerables bendiciones,
pero al momento en que se nos informó su condición fue inesperado y difícil se
manejar para mí.”
Tu relación con el miedo: “Él por allá y yo por acá
(sonríe). El futuro no existe porque no ha llegado y el pasado tampoco porque
ya se fue, de lo que tengo control es de hoy y eso es lo único que me
importa. La llegada de Juan Diego me
enseñó a no tomarme las cosas tan en serio.
A ocuparme de lo que hace la diferencia. Mi relación con Dios es mejor,
la vida tiene otro color.”
El momento más difícil, fue sin dudas, su cirugía
de corazón abierto. Un suplicio. Los mejores momentos son cuando se ríe a carcajadas. Sus primeros pasos y sus primeras palabras.
Sobre el amor: El amor es la medida de la vida. Es
el combustible para vivir. Para ser papá de Juan Diego se necesita ser
comprensivo, enérgico, balanceado y amoroso.
Carlos Bárcenas, 34 años
Papá por elección, de Trinity, niña prematura con trastorno generalizado
del desarrollo
A Carlos Bárcenas le encanta el orden. Tener control sobre todo. Es un
ingeniero eléctromecánico a quien le gusta estar en casa. Nada que ver con la
rutina. Ama viajar. Se levanta en las madrugadas a ver Fórmula 1. Geek total de la tecnología, tiene que
tener lo último en materia de gadgets.
Le encanta pasar tiempo con sus amigos y comer bien. Mantiene los videojuegos a
raya, porque pueden ser muy absorbentes.
Pero su vida “normal” se revolucionó al aceptar la aventura de ser el
padre de crianza de Trini y formar una familia ella y su madre.
Nos cuenta Sidny, que Carlos se
enamoró de Trinity primero que de ella. Su prematuridad y fragilidad no superan
al azul de sus ojos y sus rizos rubios, y ganaron el corazón de este papá. A Carlos no le tomó mucho decidir que quería
ser parte de la vida de ambas chicas. Carlos
eligió ser un papá especial y eso ha llenado su vida de cosas nuevas.
Nos habla del miedo: “Mi relación con el miedo se hace más
llevadera. Lo voy controlando. A
lo largo de mi vida siempre ha existido el miedo por motivos diferentes, que
luego me doy cuenta que eran sensaciones provocadas por situaciones que
se podrían presentar en el futuro, pero que en el presente no son reales.
Hoy es diferente, pues tengo nuevas responsabilidades. Soy papá, guía y soporte. A medida que uno sepa sobrellevarlos y sobre
todo con la ayuda de Sidny, los miedos van desapareciendo.
Con Trinity, estoy aprendiendo a ser más tolerante, más paciente. Ahora
las cosas se hacen en función de nosotros como familia y sobre todo en función
de Trinity.
Para ser Papá de Trinity se requiere amor, tiempo para entender esa
cabecita, tiempo para ayudarla; pero todas esas cosas Trinity las
consigue solamente con una sonrisa.”
Lo más difícil de su rutina es alimentarla por boca. Los mejores
momentos son verla reír, verla jugar, verla luchar.”
Maclovio Del
Castillo, 58 años
Papá
de Jamal y Jamil, gemelos prematuro con trastorno del desarrollo e hipoacusia.
Maclovio Del Castillo es orfebre.
Trabaja relojería y joyería en general en su puesto en la peatonal. Le gusta
ver jugar al Barca por la calidad de sus jugadores. De joven era pescador en la
Avenida Balboa. Ahora es pescador de tierra, porque “la cosa está dura”. Apoya
a la selección nacional en todo lo que representa. Le encanta el boxeo. Es
padre de 12 hijos. Le gusta la sopa colonense, pues es orgullosamente, cédula 3.
A su esposa, Maribel, le brillan los ojos de emoción al hablar de su marido.
“Es un buen hombre. Trabajador y divertido. Mientras yo lloraba por los
pasillos del Complejo, él era mi fortaleza y tenía fe en Dios de que todo iba a
salir bien”.
Sus gemelos Jamal y Jamil nacieron
cuando tenía 55 años. Luego de una gestación de cinco meses y medio, estuvieron
tres meses y medio en incubadora. A raíz de esta situación los gemelos
presentan distintos grados de hipoacusia y algunos trastornos generales del
desarrollo. A pesar de todas las complicaciones, está sacando a su familia
adelante. Se considera un padre proveedor, ya cada vez que puede, ayuda en la
casa y pasa tiempo con sus niños.
Su papel en la vida de los gemelos: “Asegurarme de que echen pa´lante y tratar de
que tengan todo lo que necesitan. Enseñarles
a que saquen el máximo de su situación y a pesar de sus limitaciones.”
El peor consejo que me dieron: “La doctora me dijo que no había esperanza
para mis niños. Yo le dije que ellos querían vivir. Y seguí adelante. Y ahí
están, superándose cada día.”
Lo que aprendí de ellos: “Ellos son una terapia para mí. Cuando
llego estresado a casa, me dan su cariño. Son tremendos.”
Tip a los papás: “Hay que entenderlos. Ser muy observador y
tener mucha paciencia.”
Los peores momentos: “El no saber hace las cosas más difíciles.
No sabía qué esperar.”
Juan David Bárcenas, 37 años
Papá de Juan David (“Cutín”), niño diagnosticado
con Asociación de Charge
Juan David Bárcenas es abogado y papá primerizo del pequeño Cutín. Apasionado
por la historia de las guerras, especialmente la Segunda. Orgulloso de Roberto Durán, Rubén Blades y Rommel
Fernández. Fanático incurable del equipo
de fútbol argentino y de todo lo que tenga que ver con Chiriquí.
Cuando estás embarazada, la gente no se cansa de advertirle a tu esposo
que cuando el bebé nazca, él pasará a segundo plano en todos los aspectos. Que
él ya no será tu prioridad. Que ahora todo girará en torno al bebé. Pues bien.
Yo voy a hablarles de la vida real. Cuando mi hijo nació, yo perdí a mi
esposo. Pero no imaginen lo peor. No se
fue de la casa ni nada por el estilo.
Juan David se volvió loco de amor por su hijo.
Y fue un amor que floreció en el desierto. Porque cuando nuestro pequeño
nació todo comenzó a ir cuesta abajo. Nadie sabía a qué nos enfrentábamos. Lo que
debía ser el tiempo más feliz de nuestras vidas, se convirtió en un abismo de
desesperanza. Pero fue allí en donde encontramos el amor.
Fue Juan David quien hizo los arreglos del traslado al hospital, quien
coordinó los exámenes, citas, turnos de vigilancia, enfermeras auxiliares,
labores de la casa, mi atención postquirúrgica. Y amó a su hijo desde el primer
momento.
En sus propias palabras: “Mi principal papel es hacer que Juancito se
sienta profundamente amado y comprendido. Los seres humanos hemos sido
creados para amar y la única forma de hacerlo, es recibiendo amor. Y la primera
experiencia de amor se da en el hogar. Esto forjará su espíritu y
personalidad y lo ayudará a conocer a Dios.
Tendrá la seguridad y estabilidad para seguir creciendo en la vida.”
El peor consejo que te dieron: “La verdad no recuerdo un consejo que
pudiera calificar como “malo”, con relación a mi hijo. El mejor: No dudar
del amor de Dios y reconocer que mi historia y la de mi hijo son perfectas,
porque Dios así lo ha querido y lo ha visto bien, en lugar de vivir pensando que
lo mejor son mis estereotipos.”
“Si pudiera revivir las primeras horas de su vida, trataría de no permitir que mi razón manipule mis pensamientos, haciéndome ver el peor escenario. La fe abre una dimensión mucho más amplia y perfecta de la vida. La razón te engaña.”
“Mi hijo me ha permitido aprender a ver la vida es mucho más que de la búsqueda de la comodidad, éxito personal, riquezas materiales y las cosas que afanan a la sociedad. En la vida hay que amar y entregarse tu prójimo (que en mi caso son mi esposa y mi hijo). Esto le da sabor y picardía a la vida. Son cosas que nada de lo material le da.”
Los papás fuera de serie son doctores, buhoneros, banqueros, plomeros,
científicos. Venden raspados bajo el sol y la lluvia. Manejan ventas
millonarias. Sus vidas son iguales a las de cualquier otro papá, pero también
son diferentes. Llevan a sus pequeños a las citas. Compran viandas a las
actividades escolares y disfraces de torero, de Cenicienta o de pirata. Escogen los motivos de los cumpleaños. Les encanta ir a Félix a elegir los juguetes
en las navidades. Desafían al miedo. Y han conocido una nueva forma amar.
Muchas madres especiales se quedan solas al mando de la situación. En una sociedad en la que pocos aceptan sufrir
y afrontar la adversidad, en más de una ocasión el padre se da por vencido y se
va. Estas son historias de héroes. La vida ha exigido más de estos padres. Son hombres a otro nivel. Hombres de verdad.
De esos que se quedan, cuando la lógica dice “Sal corriendo”.
Abuelos fuera de serie
Mi papel en la vida de mi nieto:
Tratar de ser soporte, guía, modelo.
Tratar de ser soporte, guía, modelo.
Sólo he recibido buenos consejos.
Que tenga fe, que siga adelante.
Buscar gente que sepa.
Ir hasta el final. Que la ciencia avanza cada día.
Que tenga fe, que siga adelante.
Buscar gente que sepa.
Ir hasta el final. Que la ciencia avanza cada día.
Sólo puedes estar allí. Rezar.
Estar al lado de tus hijos.
Estar al lado de tus hijos.
He aprendido a amar y a luchar.
Mi nieto es un guerrero.
Olmedo Morales M. (Abuelito de Cutín)
Mi nieto es un guerrero.