Por: Klenya Morales de Bárcenas
Publicado en el Suplemento Ellas, especial Día de la Madre
Miércoles del 20 de noviembre de 2013
Vivimos en una sociedad en la cual el éxito se mide con números. Tu sueldo. La marca de tu carro. El precio de lo que cargas puesto. Tu cantidad de followers en Twitter. La cantidad de entradas a tu blog. “Lo que no se mide no se puede mejorar” es un viejo adagio ingenieril. Por eso cuando nuestros hijos pasan horas leyendo en sus cuartos, no están metidos en redes sociales, no quieren bailar ballet, o hacer karate, o ir a cumpleaños o si no tienen muchos amiguitos, algunas madres podríamos entrar en pánico y comenzar a buscar diagnósticos psicológicos. Afinemos el microscopio, pues podríamos estar frente a un niño introvertido. Y eso, no es un insulto.
Los papás queremos lo mejor para nuestros niños y la preocupación y observación son saludables, pero si el suyo es un niño introvertido, probablemente, se está preocupando por gusto.
INTROVERTIDO, NO TÍMIDO
Es muy importante entender el concepto de introversión y en primer lugar diferenciarlo de la timidez. La timidez tiene componentes de aprehensión, nerviosidad y ansiedad. De hecho, la Real Academia de la Lengua Española, la define al tímido como: “Temeroso, medroso, encogido y corto de ánimo.” El niño tímido es un niño que sufre y eso le puede llevar a problemas afectivos, de baja autoestima. Puede ser un niño indefenso, deprimido, irracionalmente asustado o hipersensible. "Cuando la timidez nos impide disfrutar de la vida y hacer cosas que nos gustan, se está convirtiendo en un problema, que debe ser atendido." aclara Jonathan Fonseca, terapeuta en FUNDET-TOMATIS, que trabaja a diario con niños con condiciones especiales, como déficit de atención y autismo.
De la interesantísisma charla de la autora estadounidense Susan Cain en TED TALKS (www.ted.talks.com), muy recomendable para cualquier padre que sospeche que su hijo es introvertido, se puede resumir que la introversión es un rasgo de la personalidad, no un defecto. No es una característica que se desarrolla de un día para otro, ni algo que se deba corregir ni superar. Es una manera de ser. Y todos queremos que nuestra manera de ser se respete.
En una sociedad que promueve una carrera desenfrenada hacia el éxito, el liderazgo, hacia la influencia sobre las masas, no podemos convertir nuestras familias, escuelas y lugares de trabajo en fábricas de seres iguales. Si todos fuéramos lo fuéramos, este sería un mundo muy aburrido.
Hay diversos grados de introversión. Tan variopintos como los colores de nuestra piel o la textura de nuestro cabello. Los introvertidos pueden o no tener habilidades sociales, como el resto de la gente, pero simplemente prefieren la soledad, el diálogo interno.
Las preferencias sociales del introvertido y el extrovertido son diferentes. El introvertido necesita espacio y tiempo a solas, los cuales disfruta y le brindan un ambiente de comodidad. Es muy positivo que así sea. Les gustan los lugares conocidos y la gente conocida. Esto no significa que no les interesen sus semejantes, sino que disfrutan tener un círculo social pequeño. Estar con otras personas drena su energía, aunque hayan pasado un buen rato, nos sigue acalarnado Cain, aiutora del libro Quiet: The Power of Introvert in a World That Canb´t Stop Talking, el cual podríamos traducir como Los tranquilos, el poder de los introvertidos en un mundo que no puede dejar de hablar.
¿LUGARES LLENOS DE GENTE? NO, GRACIAS
"Preferimos actividades que podamos realizar solos o entre muy pocas personas. Ejemplos de ello son la lectura, la escritura creativa, el arte, la música. Optamos por la soledad y el anonimato. Pero en ello encontramos felicidad. Para nosotros, el trabajo en grupo, las convivencias o los lugares llenos de gente son incómodos y molestos." nos confiesa Mathioly Guerra, quien según su madre, Justina Guerra, era tan introvertida que muchas veces temió que fuera muda.
Al introvertido no le gusta llamar la atención, aunque sea positivamente. En situaciones de muchedumbre o de muchas cosas sucediendo al mismo tiempo, probablemente se sientan aburridos, cansados y faltos de emoción. Realmente estas situaciones no les interesan, señala Carol Bainbridge, psicóloga con un doctorado con enfoque en niños superdotados en el área verbal y madre de un niño superdotado, en uno de sus artículos para el sitio de internet estadounidense giftedkids.about.com.
Según Baindbridge, la interacción social de un introvertido es distinta de la del extrovertido. Escuchan a su interlocutor, lo miran a los ojos, no lo interrumpen. Su conversación es legítima, en lugar de ser una espera perenne por su turno de hablar y ser escuchado. Probablemente no miren a la cara a la otra persona cuando sea su turno de hablar. No les gusta ser interrumpidos, cuando leen, hablan o están concentrados en algún proyecto y sólo participarán de temas que les interesen. Les encanta pensar y llegar a sus propias conclusiones. Los niños introvertidos son perfectamente conscientes de su interior y su exterior, llegan a conocerse a sí mismos, son observadores y detallistas. Tienen un excelente filtro para la información que les interesa y para la que no, pero si los etiquetamos e intentamos cambiarlos, podríamos estar acabando con su autoconfianza y autoestima.
"Entre las ventajas de ser introvertido se puede mencionar un mayor grado de introspección, capacidad de análisis. Se piensa más antes de decir algo. Ante la presión de grupo, los niños introvertidos son casi inmunes. Pueden decir que no con facilidad y bloquear las actividades que les parecen pérdida de tiempo o que no les interesan. Se regocijan con los pequeños detalles. Tienen más capacidad de asombro." elabora el terapeuta Jonathan Fonseca, sobre la personalidad de estos niños.
FUI UN NIÑO TÍMIDO
Alfred (24 años) considera que fue un niño tímido. “Me escondía tras las faldas de mi mamá. Desde los tres años me enviaban al preescolar para que superara la pena. Mamá me metió en clases folklore, piano. Intentaron que formara parte de la coral poética, pero allí si no me dejé. Tampoco me puse disfraz de pollito una vez. Hoy me considero una persona introvertida, pero creo que sí tuve rasgos de timidez que con las actividades grupales pude superar. Me encanta leer, conducir al amanecer, caminar y estudiar. Disfruto actividades en soledad, pero no tengo problemas para relacionarme con otras personas.”
SER INTROVERTIDO ¿SÓLO TIENE VENTAJAS?
Nuestra sociedad pareciera requerir ser extrovertido como una competencia necesaria para desempeñarse, pero ¿cuáles son las desventajas de serlo?
Jonathan Fonseca nos contesta: "Toman decisiones rápidas. Pueden equivocarse fácilmente. No se miden bien las consecuencias de los actos. Tienen que sucederles cosas fuertes para que reflexionen sobre las decisiones que tomaron. No toleran el silencio. No disfrutan estar consigo mismos, en meditación. Prefieren estar acompañados. No les gusta ir al cine, ni a los restaurantes solos. Se sienten incómodos. Quieren que los acompañen a ir al baño y ese tipo de conductas. Necesitan atención constante de terceros. Pueden ser impulsivos. Estas no son reglas inflexibles, pero sirven de parámetro."
Es sumamente importante que cambiemos el paradigma de que ser introvertido es un defecto. El niño introvertido no necesita ser ayudado, necesita ser comprendido. La introversión es una cualidad que nuestro intenso medio trata de disminuir, entre otros muchos valores que caen en desuso. Igual de importante para un padre que sospecha que su niño es introvertido, es diferenciar la introversión de la timidez, de la depresión, el autismo o de un problema serio del cual el niño no quiere hablar. Así que ante las dudas, no lo piense dos veces y consulte varias opiniones expertas, principalmente si la personalidad del niño cambia abruptamente.
Pero en caso de que le diagnostiquen “introversión”, colóquese en un lugar mental adecuado para apreciar las riquezas que ese tipo de personalidad traerá a la vida de su niño y enséñelo a amarse y a poner sus talentos a trabajar por su propio bien y el bien de quienes le rodean.
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