Por:
Klenya Morales (@klenyamorales) para
Viento y MareaCon el ritmo metálico del tren como testigo nos recibe Rina Berrocal, subdirectora de Marina Mercante, para revelarnos los secretos de su éxito. A través de su relato, con pinceladas de nostalgia, entusiasmo, rechazo a la mediocridad y una determinación inquebrantable, descubrimos una mujer que ha desafiado límites, aprovechado oportunidades y sobrepasando metas.Una inmensa roca de sal, —símbolo de balance— sobresale en su oficina, representando una suerte de parábola sobre su filosofía de vida y su ética de trabajo. Descubrimos una mujer que ha sabido navegar las turbulentas aguas del sector marítimo, siempre fiel a sus principios. En sus propias palabras, nos sumergimos en una vida dedicada a moldear el futuro del transporte marítimo en Panamá.
VyM: Su carrera ha estado enfocada desde el principio. ¿De dónde nace su interés en el mundo marítimo?
RB: Crecí cerquita del mar. Nací en Puerto Armuelles, provincia de Chiriquí. Recuerdo desde niña ver a los enormes supertanqueros que llegaban a Petroterminal a cargar su combustible, mientras mi abuelo conducía. Avanzábamos y avanzábamos y el buque no se acababa.
VyM: Si el presupuesto no fuera un problema, ¿cuál sería su proyecto insignia?
RB: Establecería un escalafón salarial, para el personal que labora en toda la AMP. Tenemos un recurso humano altamente calificado, con muchos méritos y experiencia que realmente merece ser considerado bajo un esquema salarial acorde a sus competencias.
VyM: ¿Cuál es su estilo gerencial?
RB: Según lo que he escuchado, es que soy dulce y firme a la vez. Trato de ser lo más jovial posible, pero mi formación dentro de la Escuela Náutica de Panamá (hoy Universidad Marítima Internacional de Panamá-UMIP) me hace fría y enérgica al momento de exigir el cumplimiento de tareas.
VyM: ¿Cómo percibe el ciudadano común a la AMP?
RB: Me gustaría que la gente supiera que Panamá es grande en el mundo. Somos mucho más que nuestros problemas y desafíos. Panamá es referente marítimo en todo el planeta. Siento que a nivel nacional no se entiende este hecho contundente.
VyM: ¿Qué le dirías a la Rina de 15 años? (Su respuesta es directa. No duda en contestar).
RB: Que todo está bien y todo estará bien. Cada reto ha sido bien llevado. No me arrepiento de las decisiones que he tomado.
VyM: ¿Cuál es su mayor fracaso y qué ha aprendido de él?
RB: No los llamo “fracasos”. Los llamo lecciones aprendidas. El fracaso es no intentar algo. Cuando traté profundizar en los temas internacionales, me di cuenta que eso no era lo mío. Estaba “pagando por sufrir”, no estaba disfrutando el aprendizaje. Soy más técnica, me veo mejor enfocada en gestión de proyectos, temas de ingeniería. El componente humanístico no me llenaba.
VyM: ¿Cuál de sus características personales le han ayudado más en su camino?
RB: Mi firmeza, tenacidad y constancia a la hora de tomar decisiones, Sin lugar a dudas. Me tomo mi tiempo para pensar y repensar las opciones, pero cuando la decisión se toma, difícilmente me desviaré de mi propósito. Mi curiosidad también me ha guiado. Siempre quiero saber más y más. Al momento de plantear normas, me gusta ir por delante y calcular los resultados hasta donde sea posible.
VyM: Marina Mercante es el taller en donde se forjan muchas leyes y regulaciones de las políticas marítimas del país y que afectan a la cadena logística mundial. ¿Cómo le ha ido con los asuntos legales que tienen que diseñar desde su despacho?
RB: En mi experiencia a lo interno de la AMP, con los abogados, asesores y directores anteriores, el componente legal dentro del mundo marítimo y los convenios internacionales es fundamental. En este sub-universo, siempre deben coexistir los componentes técnicos y los legales. La legalidad te permite extrapolar a la práctica esas políticas de administración marítima. La técnica te dicta el modo de ejecutar lo escrito y hacerlo posible en el día a día. ¿Cómo lo implemento, cuáles son los pasos a seguir, a quién le aplica, a quién debo instruir, desde cuándo?
VyM: ¿Cuál de sus logros la hace sentir especialmente orgullosa?
RB: La experiencia de ser parte de los inicios de la creación de SEGUMAR en Panamá, definitivamente me llena de satisfacción. Con el pasar de los años la operación en New York se volvió muy costosa para la operatividad de la oficina y este hecho, junto a los preparativos para la auditoría de la OMI en 2008 hicieron que se tomara la decisión de establecer esa oficina representativa en Panamá con un esquema diferente de funcionamiento 24/7 y con un mejor modelo para atender las diferentes funciones. Participé de la coordinación, la organización, la gestión del funcionamiento las nuevas oficinas y me enorgullece la manera en la que hemos evolucionado desde el punto de vista técnico. Todo el personal se trasladó a Panamá con una mecánica de trabajo muy distinta, por estaciones de trabajo, tratando de que todos domináramos todos los temas y a la vez preparándonos para certificarnos bajo estándares de calidad.
En aquel momento era simplemente un técnico de las oficinas y la administración vio en mí a alguien que podía colaborar para sacar adelante el proyecto. Iniciamos labores en noviembre de 2007 y de allí en adelante se comenzaron a establecer el resto de las oficinas de SEGUMAR alrededor del mundo.
VyM: ¿El mejor día de su vida?
RB: Profesionalmente, diría que la sorpresa de que se me ofreciera la Subdirección de Marina Mercante. No me lo esperaba.
VyM: Una de las razones de ser de Viento y Marea, es contestar a nuestros usuarios, potenciales clientes y al mundo entero, ¿por qué Panamá? ¿Cuál sería su respuesta?
RB: Es un tema histórico, de tradición, de experiencia, de trayectoria. Somos mucho más que una bandera sobre un buque. Somos literalmente un puente del mundo. Aparte de aportar esa seguridad jurídica del Estado panameño, somos uno de los pocos países que mantienen un compromiso elevado en materia de cumplimiento con sus responsabilidades. Brindamos el acompañamiento técnico demandado por las diferentes flotas que abanderamos. Tenemos que seguir reconociendo y capacitando a nuestro personal para el desempeño de este rol.
VyM: ¿Qué es para usted la libertad?
RB: Poder dormir tranquila. La satisfacción del deber cumplido. Poder ver a la gente a la cara y sentirme orgullosa de lo que he construido.
VyM: ¿A bordo o en tierra?
RB: Cuando estudié en la Escuela Náutica (hoy UMIP), era complicado para una mujer poder embarcarse. Pero los tiempos han cambiado. Disfruté mucho del tiempo que pude trabajar a bordo, fui muy afortunada de poder tener la experiencia. Pero luego de aprendido el trabajo (soy ingeniera de máquinas), luego de conocer mi sala de máquinas, los sistemas y los mantenimientos rutinarios, sentía que me faltaba algo. Luego recibí la oferta de quedarme en tierra y aquí estoy, casi 20 años después, disfrutando la aplicación de la normativa internacional, contestando preguntas clave del oficio y planificando futuros.
VyM: ¿Cómo nos sacaría Rina Berrocal de las temidas listas internacionales de incumplimiento?
RB: Yo no diría Rina Berrocal. Yo diría, el valioso equipo de Marina Mercante con cuyo apoyo saldremos de todos estos listados indeseados. No hay una fórmula mágica, solamente utilizar un enfoque natural y orgánico con lo que ya existe. Hay mucha información que implementar dentro de nuestros procedimientos. Todo esto nos lleva a cumplir los objetivos. Me esfuerzo diariamente por lograrlo.
VyM: ¿Qué libros hay en su mesa de noche?
RB: El cerebro del adolescente de David Bueno, Cómo hablar e influir en las personas de negocio, de Dale Carnegie y algo de Brian Weiss. En la oficina tengo Leyes para todos los días, de Robert Greene.
VyM: Alguna anécdota del trabajo marítimo, desde el punto de vista de una mujer.
RB: En mi período de práctica a bordo, cargaba siempre un destornillador de 12 pulgadas en un bolsillo particular de mi overol. Eso seguramente intimidaba a mis compañeros. Yo navegaba en un crucero. Ahora me da risa, pero de alguna manera se lo iban a pensar dos veces antes de meterse conmigo.
VyM: ¿Qué implica la inclusión femenina en el mundo marítimo?
RB: Que los hombres acepten los aportes de la mujer en este sector. Podemos hacer muchas cosas a la vez, resolver problemas y reaccionar más rápido. Nos complementamos. Es importante tomar en cuenta el componente femenino.
VyM: ¿Ha sido discriminada por ser mujer? RB: La Escuela Náutica de Panamá aceptó a mujeres solo hasta el año 2000. Yo afortunadamente me gradué del colegio en 1999. De otro modo habría seguido veterinaria o arquitectura. Apliqué e ingresé. Fueron unos primeros años complicados por la falta de aceptación del estudiantado masculino. La tenacidad y perseverancia me sacaron adelante. Pude demostrar que sí se puede.
VyM: Un consejo para jóvenes que se interesan por una carrera marítima.
RB: Estudien, no pierdan el entusiasmo. Tienen ventajas hoy, que yo no tuve. Asegúrense de que es el camino que quieren.
VyM: Algún sacrificio que recuerde…
RB: Ingresar a la carrera me hizo renunciar a las fiestas. Mi carácter no podía ser el mismo, pues estaba en un ambiente casi militar. Tuve que dejar de ser extrovertida y adoptar una actitud de más seriedad y dureza de carácter. Tuve que adaptarme en espacio y tiempo.
VyM: ¿Qué pregunta no le gusta que me hagan por su condición de mujer?
RB: No me incomoda ninguna pregunta sobre esta condición, porque la discriminación hacia la mujer no ha sido un secreto. Es bien sabido que se trata de una realidad que hemos vivido y seguimos superando cada día.
VyM: Un mentor…
RB: Recuerdo mucho a mi profesor de Convenio Marítimo, Enoc Rodríguez, orientó mi interés por los instrumentos internacionales. El mismo Arsenio Domínguez, hoy Secretario de la OMI, ha sido un mentor en ciertos momentos de mi carrera. En cada etapa diferentes personas me han ido dejando diferentes enseñanzas.
VyM: Un héroe personal…
RB: Mi abuelito Víctor (la emoción en su voz es innegable). Cuando yo iba a estudiar, a él no le agradó mi decisión. Hubo una disputa familiar… Esa es una profesión de hombres, conmigo no cuenten… Su ilusión era que yo siguiera el negocio familiar.
Y justo en ese momento se abrió la carrera para mí. Y cuando ya vio los objetivos y metas de su Chiquitita (como me llamaba) cumplidos, representando a mi país en conferencias internacionales se sintió muy orgulloso de mí…
Y justo en ese momento se abrió la carrera para mí. Y cuando ya vio los objetivos y metas de su Chiquitita (como me llamaba) cumplidos, representando a mi país en conferencias internacionales se sintió muy orgulloso de mí…