miércoles, 16 de febrero de 2011

Tráfico

— Vayamos al grano Señor Pérez. Ustedes tienen algo que nosotros no tenemos. Es la base de la ley de la oferta y la demanda. Estamos dispuestos a negociar. ¿Qué permisos se necesitan?

— Ninguno. Por lo que sé, al menos hasta ahora, es tan sencillo como que traen los barcos vacíos y nosotros se los llenamos acá. No pasa nada. No hay ley que regule este asunto, así que por el momento estamos en una zona gris muy cómoda para ambas partes. El tema del pago y los impuestos se hará como ya sabe. Abrimos una cuenta de una sociedad anónima en Islas Vírgenes o una de esas otras islas, ustedes nos depositan allá, el dinero no entra al país y es como si la operación no hubiera existido. Es lo que todo el mundo hace.

—Asegúrese con sus abogados sobre las leyes de ustedes y yo me aseguraré con los míos acá en Dubai. No queremos problemas. Todo en regla.

—Hablemos de números Abdul, le puedo llamar Abdul, ¿no? Nosotros preferimos utilizar el litro como medida estándar. Eventualmente esa será la tendencia. En un negocio, los primeros que entran ponen las reglas. Ustedes deben asegurarse de que sea apta para el consumo humano. Por esa razón les estamos ofreciendo un precio inigualable. Empezaremos con pocos barcos para no llamar mucho la atención de posibles competidores. Este es un negocio en el que ambos sabemos que no es necesario hacer ni mercadeo, ni estudio de mercado. Todo será ganancia para ustedes y para nosotros será una inigualable inyección para la economía. Se generarán empleos. Todos ganamos.

—No puedo creer que no tengan regulaciones al respecto. En nuestros Emiratos, es de un valor inestimable.

—Por eso ni se preocupe que acá nos la regalan. Al fin y al cabo es agua de río. ¿A quién le va a hacer falta?

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