lunes, 18 de agosto de 2008

Irving Saladino: A 8.34 metros de la gloria

En ciudad de Panamá la mañana empieza a despejarse, y una luna casi llena no se deja vencer por el sol del 18 de agosto de 2008. Me visto rápidamente. Comienza la semana. No hay muchos autos en la carretera. Pero no es un día como todos. La gente llegará algo tarde a sus trabajos, porque ¡hoy salta Saladino!
Las distancias. El divertido color de tus zapatos. Tu lenguaje en clave a través de las cámaras de televisión. La presión. Las faltas en la línea de salida. Nervios y oraciones. Las lágrimas de tu gente. El esfuerzo de una vida consagrada. Pasos medidos, estrategia, casi volar sobre la arena. Un pueblo necesitado del sabor de la victoria. 8.34 metros. La receta perfecta para la inmortalidad: la distancia en la que te has hecho leyenda y que hoy nos hace más orgullosos aún de haber nacido bajo este cielo.
Quizás nunca pensé vivir para ver un momento así. Son acaso segundos de emoción. Ahora sé que pronto, al otro lado del mundo el himno de mi patria pequeñita se escuchará y la bandera se elevará lentamente para que, luego de esos 8.34 metros, el nombre de Panamá reine sobre las naciones de la tierra.
Irving. Eres mil veces ganador porque no sólo has luchado contra tus contendores, sino también contra un sistema corrupto, federaciones deportivas formadas por hombres sin alma, de esos que aseguran primero su boleto a las Olimpiadas y después de que nuestros muchachos tengan uniformes, entrenamiento, canchas, equipo y credenciales. De esos que revenden boletos de cortesía. De esos que se ríen del pueblo todos los días. A pesar de todo esto, hoy has encendido la llama olímpica en el corazón de cada panameño. Y no nos alcanzan las palabras para darte las gracias. Porque necesitábamos lo que nos has regalado. Porque mereces la gloria que has alcanzado y demostrado que de cosas buenas también se hacen titulares.
Ningún panameño olvidará dónde estaba cuando cubriste a tu patria de oro. Nadie será lo suficientemente cobarde como para negar que has estremecido nuestro corazón para siempre.
Todo tu país aplaude tu medalla y tu sueño, que hoy es una realidad histórica para nuestra nación.

1 comentario:

Anónimo dijo...

WOW!!! mejor no se podía expresar Klenya!! ;)
jeje excelente tu comentario...la verdad que fue emocionante...

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